Arabia Saudí. Viven en una monarquía absoluta, donde no existen los partidos políticos y las mujeres son tratadas como si fueran niñas, o peor. Les vendemos, gustosamente, armas, barcos y trenes de alta velocidad.
China. Uno de los pocos estados comunistas que quedan en el mundo. País donde los derechos humanos son sistemáticamente vulnerados, donde la censura está a la orden del día, donde se reprimen las manifestaciones y se usa en exceso la pena de muerte. En el puesto 173 de 179 del Índice Anual de Libertad de Prensa Mundial de Reporteros sin Fronteras. les compramos de todo.
Siria. País en guerra desde marzo de 2011, gobernado desde 1970 por la familia Asad. Su constitución da un control casi absoluto al partido del Presidente, Baaz, sobre los tres poderes del Estado. Entre 320.000 y 450.000 personas han muerto en la guerra civil. Desde hace años, no le interesa a nadie su futuro.
Rusia. Sobre el papel, una democracia representativa. En la realidad, un régimen autocrático gobernado por el putinismo. País que se anexiona territorios a placer (Crimea) que no llega al 3 sobre 10 en el Índice Democrático de The Economist. Tratamos con ellos de forma natural, no problem.
Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos. Países árabes en los que, en mayor o menor grado, la mujer es una ciudadana de segunda (En Qatar, por ejemplo, una mujer violada puede ser condenada por adulterio) en los que la Sharia o Ley Islámica dicta las normas legales en muchos aspectos de la vida. Les compramos y vendemos de todo, incluso jugadores de fútbol camino de la jubilación.
Y estos son solo algunos ejemplos de países de los que también podrían hablar nuestros políticos, si lo que quieren es que se extienda la democracia por todo el mundo. Pero su agenda está marcada, cada vez más, por lo que dicen los medios. Y si los medios deciden que lo que pasa en Venezuela es capital, allá que van los políticos, como los ratones que siguen al flautista de Hamelin. Y no dirán nada sobre los atropellos que se siguen cometiendo en China, Arabia o Rusia. Las audiencias mandan en la política, en realidad. Y lo que ocurra en Venezuela, francamente, les importa un bledo.
Nota: ¿sabéis lo que es un bledo? Bledo es una planta de la familia quenopodiácea, de tallo rastrero, con hojas triangulares de color verde y flores rojas. El nombre científico de la planta bledo es “amaranthus” viene del origen griego “amaratos” que significa “no marchitable”. Comestible.
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