lunes, 2 de abril de 2012

Periodismo de audiencias

Hace ya tiempo que soy consciente de que los medios de desinformación eligen sus contenidos bajo la presión de las audiencias y, por tanto, de los anunciantes, que son, al fin y al cabo, los que pagan. El dinero, una vez más, manda, y los periódicos, radios, televisiones y demás, se ven obligados a elegir noticias, fotos y vídeos que aumenten el número de lectores, oyentes o televidentes. ¿Es esto correcto? ¿Podrían sobrevivir estos medios haciendo un periodismo meramente informativo?

La semana pasada pudimos asistir al revuelo mediático que se desató a raíz de los asesinatos ocurridos en Toulouse. En el telediario de nuestra querida y muy premiada cadena pública lo llamaron, textualmente, "el asesino de Toulouse", saltándose a la torera la presunción de inocencia y lanzándose al periodismo más amarillo. Y durante varios días pudimos ver, con todo detalle, cómo había discurrido el asedio y posterior tiroteo que derivó, finalmente, en su muerte, así como en las declaraciones, más o menos políticamente interesadas, de los candidatos franceses.

El pasado miércoles, mientras hojeaba tranquilamente el teóricamente serio y más o menos objetivo, diario El País, me encontré con una foto de un tibetano quemándose a lo bonzo en la India para protestar por la ocupación china en su país. ¿Habría salido este hombre en el periódico si hubiera realizado una protesta pacífica? Ni en el mejor de sus sueños...Para rematar la faena, ayer me encontré, en el mismo diario, con la foto de un cadáver de un sirio que era pateado por un miliciano de los llamados rebeldes. Periodismo de calidad, sí señor.

¿Aportan algo estas fotos? ¿Aportó algo el audio del tiroteo de Toulouse? ¿Es necesario buscarles apodos a los supuestos delincuentes sin que haya habido siquiera un juicio de por medio? Sé que los medios de comunicación las están pasando canutas por la crisis, pero no creo que eso sea excusa para tratar las noticias en términos de audiencias. Los terroristas buscan, precisamente, eso, audiencia, así que esta manera de presentar la información no hace más que difundir su mensaje, que es el terror, pura y llanamente.

El autor de los asesinatos de Toulouse llevaba una cámara con la que grabó sus infames actos, a sabiendas de que algún medio sin escrúpulos lo acabaría emitiendo. Esperemos que esto no ocurra, aunque lo veo difícil, dada la permeabilidad que ofrece, hoy en día, internet. Estos individuos, que actúan cada vez con menos medios y casi en solitario saben que encabezarán las primeras páginas y los primeros minutos de los periódicos e informativos si golpean donde más duele. Sin embargo, con protestas pacíficas y respetuosas, las reivindicaciones no suelen aparecer en ningún sitio, por justas que éstas sean.

Siempre me llamó la atención la cantidad de minutos que acaparaba la organización terrorista ETA en los medios cada vez que cometía un atentado y siempre me pregunté qué habría pasado si se hubiera tratado el asunto en términos únicamente policiales. El terror es tremendamente eficaz si se extiende. Si se le aisla, es prácticamente inocuo. Los periodistas y, sobre todo, sus jefes, deberían hacer una reflexión muy profunda sobre su contribución a la extensión del terror, que está condicionando la vida de muchos ciudadanos en el mundo. Aunque si lo hicieran, quizás no podrían dormir.


photo credit: Roberto Carlos Pecino via photopin cc