jueves, 28 de septiembre de 2017

Puntos sobre íes

A ver, estoy un poco enredado con todo esto del "Prrusés", oyendo palabras a mi alrededor que me dejan, en algunos casos, incluso con mis gónadas colgando, creándome miedos ancestrales, así que he hecho una investigación, ardua y profunda, para intentar entender lo que dicen unos y otros. He aquí el resultado, que quiero compartir con vosotros, a modo de diccionario.

Procés
Es como los independentistas llaman a su "vale, dialoguemos. El referéndum, ¿te lo envuelvo o te lo llevas puesto?". Proceso mediante el cual una minoría de catalanes decidirá el futuro de su tierra sin contar con los demás.

Represión
Según el diccionario de la RAE, "acto, o conjunto de actos, ordinariamente desde el poder, para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales". Según los partidarios del referéndum, detener a personas que son partidarias del referéndum, aunque hayan cometido un delito. Lo de que sea con violencia o no, es ganas de entrar en detalles.


Sedición
Según la RAE, "alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión". Según la fiscalía, protestar de forma más o menos pacífica por unas detenciones, molestando un poquillo a las fuerzas de seguridad. Hombre, tampoco es eso, ¿no?

Prevaricación
Según la RAE, otra vez, "delito consistente en que una autoridad, un juez o un funcionario dicte a sabiendas una resolución injusta". Esto es interesante, ya que, está claro que los que dictaron la Ley del Referéndum de Autodeterminación, cometieron prevaricación. Pero, siguiendo el criterio de la "resolución injusta", tendríamos que construir una cárcel para autoridades que han cometido prevaricación: la ley Mordaza, la Reforma Laboral, el Régimen de los Autónomos, el Decreto del Autoconsumo... ¿no son resoluciones injustas? Ea, pues todos al trullo.

Catalanes
Según los indepes, personas con al menos 8 apellidos catalanes, que desayunan pan con tomate todos los días y se toman un vermutito antes de ir a casa a por los calçots. Ah, y dicen continuamente "Espanya ens roba" y "Visca el Barça, visca Catalunya". Según los españolistas, "esos tíos agarraos que quieren romper España". Los que no entran dentro de estos cánones, que vayan haciendo las maletas.

Estado Español
Para los indepes, una forma de no decir España. No diciendo España, creen que deja de existir. Como cuando Zapatero no decía la palabra crisis. Y mirad cómo acabó.

Españoles
Para los indepes, "esos tíos catetos y flojos que viven todos en Madrit y que no nos permiten progresar". Comen jamón y beben vino de pitarra en porrón. Para los españolistas, "los habitantes de un país histórico cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. País irrompible". Comen jamón y beben vino de pitarra en porrón. Curiosamente, en esto coinciden.

España
Para los indepes, un ente que no existe. Para los españolistas, una grande y libre.

Preso político
Según Pablo Iglesias, un político que ha sido detenido por cometer un delito, si es en España. Si es en Venezuela, aunque estén detenidos sin que se les conozca delito, no existen. Según mi abuelo, que te condenen a muerte y luego a cadena perpetua, simplemente por defender tus ideas, sin haber cometido delito alguno. Pasó cinco años en la cárcel. Ay, Pablito, qué exagerado que eres.

Clima Prebélico
También según Pablo Iglesias, lo que se está viviendo en Cataluña, con manifestaciones pacíficas, detenciones perfectamente legales y fuerzas de seguridad invadiendo Barcelona en barcos con el dibujo de Piolín decorando sus cascos.

Barça
Club de fútbol que apoya la independencia y, por tanto, jugar en un futuro con el Terrasa y la Gramenet.

Referéndum
Según la RAE, "procedimiento por el que se someten al voto popular leyes o decisiones políticas con carácter decisorio o consultivo". Según los indepes, algo que ellos pueden hacer porque así lo han decidido, sin participación mínima, sin censo y hasta sin urnas. Según los británicos, una votación que preferirían no haber realizado, ahora que le están viendo las orejas al lobo. Según Rajoy, algo que nunca ocurrirá. Según el autor de este artículo, algo que terminará ocurriendo. Herramienta muy utilizada por dictadores y que los políticos se pasan por el forro cuando el resultado no es el esperado. ¿Os acordáis del de la OTAN?

Y podría seguir, pero creo que con esto me he aclarado un poco las ideas. Bueno, no, en realidad, sigo sin entender nada.



lunes, 25 de septiembre de 2017

¿Dónde estáis?

Todas las mañanas, desde hace dos semanas, acudo puntualmente con mi niña, de tres añitos, a su nuevo cole, para dejarla allí a las 9 de la mañana. Por ahora va contenta. Esperemos que dure... El caso es que, todas las mañanas, vengo observando que, aproximadamente, 3 de cada 4 personas que realizamos la entrega del "paquete", son mujeres. Madres, tías, abuelas, tatas... La inmensa mayoría de las mensajeras, son mujeres.

No es algo nuevo para mí. Ya en la guardería pude observar lo mismo, pero lo achaqué a que, al fin y al cabo, al principio son ellas las que llevan la mayor parte de la carga, por temas como la lactancia, la baja maternal, que es más amplía que la paternal...

Pero en el cole las cosas cambian. Los niños ya son más independientes. Ya no llevan pañales. Hablan. Andan. 

Y todas las mañanas me hago la misma pregunta, mientras busco a mi alrededor algún compañero del género masculino: padres del mundo, ¿dónde estáis?

En las reuniones de la guardería no os veía, apenas. Alguna vez, en alguna reunión, aparecía algún padre, generalmente con cara de despiste. O de quépintoyoaquívayaaburrimiento. Tampoco en las que ha habido del cole, donde siguen ganando ampliamente las mujeres.

Padres del mundo, os veo en el fútbol, os veo en los bares, viendo el fútbol. Os veo en los atascos, por la mañana, con cara de pocos amigos, yendo, según pensáis, a ganar el pan para la familia. Os veo montados en vuestras bicicletas de mil euros, los domingos por la mañana, bien tempranito. Os veo en el gimnasio. Para eso sí tenéis tiempo.

Casi no os veo en el parque, por la tarde, empujando a vuestros hijos en el columpio. O dibujando con ellos casitas de tiza con chimeneas humeantes en el suelo de alguna acera. O limpiándoles las rodillas, porque se han caido al suelo.

Ya lo sé, vuestro trabajo es muy importante. Más que el de vuestras mujeres, ¿verdad? Lleváis el dinero a casa, con eso ya hacéis bastante. La reunión de la Hermandad es muy importante. Tenéis que ensayar con la banda. O redactar un informe supermegaimportante. Blablabla.

Os voy a decir un par de cosas. Los niños no se crían solos. Y vuestras mujeres no son superheroìnas que han nacido para hacer mil cosas a la vez, mientras cuidan de vuestra progenie. Y la infancia de vuestros hijos pasará, sin hayáis disfrutado de ella. Y no volverá. Y vuestro trabajo no es más importante que el de vuestras mujeres, compañeras, parejas. Y las reuniones del cole son tan importantes como las de vuestro importante trabajo.

Así que, padres del mundo, dejaos de monsergas y cuentos chinos. Y criad a vuestros hijos. Y en igualdad de condiciones. Vuestras mujeres y vuestros hijos se lo merecen.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Butifarréndum

Ya habían pasado unos meses desde el día glorioso en el que una luz democrática había inundado todos los locales donde los catalanes, libres y justicieros, y a pesar del totalitarismo españolista, habían expresado su voluntad de constituir una república moderna y avanzada, adecuada a su calidad como sociedad, a sus valores superiores. Por fin habían podido desahacerse del lastre del otro trozo de la Península Ibérica que tanto les había atrasado desde los albores de los tiempos, antes de que Wifredo el Velloso dibujara con la sangre de sus dedos la Senyera que les representaba.

La Unión Europea les había acogido con los brazos abiertos. Llevaban décadas arrepentidos de haber admitido en su exclusivo club a estos bárbaros del sur del continente, indolentes y chupópteros del maná de las subvenciones europeas, tan diferentes de los disciplinados y trabajadores del norte. Y la posibilidad de que la parte currante y seria del país de los toros y la sangría se independizara era como una pequeña venganza.

Lo mismo pasó con la ONU, que recibió con aplausos al flamante presidente Mas, héroe del Procés, que había movido bien sus cartas tras el resultado de la votación, desplazando con estilo a sus contrincantes y haciéndose con el cetro de la flamante y límpida República de Catalandia. En su perfecto inglés, dio un discurso de más de cuatro horas en el que, cual Fidel Castro mediterráneo, desgranó las bondades del nuevo país, invitando a los inversores a dejar caer sus billetes más allá de los Pirineos.

El paro había bajado, en pocos meses, de algo más del 13 % a menos del 3 %. Desde la independencia, muchas multinacionales que tenían su sede en la castellana y paleta Madriz se habían trasladado a la bella y cosmopolita Barcelona, lo que había posibilitado la creación de cientos de miles de empleos que habían borrado, de un plumazo, la lacra del desempleo del país catalán.

La sanidad funcionaba a pleno rendimiento. En los hospitales había camas vacías. La inversión en el sistema sanitario lo había dotado de infraestructuras de sobra. La gente se hacía resonancias innecesarias para que las máquinas no se oxidaran, de tan bien equipados que estaban los servicios sanitarios, lo que provocaba que algunos aparatos no se utilizaran durante meses, ya que no hacían falta. La red de cercanías había recibido premios internacionales por su eficacia. Desde que era gestionada por verdaderos catalanes, funcionaba como un reloj. La AVC (Alta Velocidad Catalana) había unido, no solo las capitales de provincia, sino otros puntos importantes de la geografía butifarrera como el Bulli, a donde era posible llegar desde Barcelona en poco más de un cuarto de hora para disfrutar de un menú por poco más de 200 cataleuros. Y de comida catalana. La tortilla de patatas y la ensaladilla rusa habían sido prohibidas el mismo 2 de octubre.

Y qué decir del Barça. Desde que jugaba con el Terrasa y la Gramenet ganaba una media de 10 títulos anuales. Y ya no tenía apenas extranjeros en sus filas, tan solo catalanes de pura cepa, y algún que otro descendiente de inmigrantes andaluces que hacía, además, de aguador.

¡Joan! ¡Despierta!, le dijo su hermana.  Se le había caido el pan con tomate en la mesa, de lo centrado que estaba en sus pensamientos. Desde que el SÍ había ganado el referéndum y se había producido la independencia se quedaba en babia muy a menudo. La Unión Europea seguía con las puertas cerradas y la fuga de empresas no paraba. Tener la sede en un país que estaba fuera del euro no les interesaba. El paro había subido y la sanidad seguía hecha un desastre. Tras la victoria, la coalición del Procés se había roto y los antiguos aliados habían vuelto a sus luchas internas y las peleas izquierda-derecha de toda la vida. La visión que tenían de la República Catalana difería en todo, menos en el nombre. Además, ver al Barça jugando en campos de unos pocos miles de espectadores le producía una mezcla de vergúenza y pena. Para rematar, se había constituido la AAA (Asociación de Ayuntamientos por la Autodeterminación), que englobaba a cientos de ayuntamientos que querían unirse a España, y la AAPA (Asociación por la Autodeterminación del Pueblo Aranés), que luchaba por la independencia del Valle de Arán. A la nueva masía catalana le empezaban a salir goteras.

¿Y todo esto, para qué? Se dijo, mientras se encaminaba a la oficina del SCE (Servicio Catalán de Empleo), a renovar su demanda. Lo habían echado de la editorial donde trabajaba, ya que había trasladado su sede a la meseta. Puto Procés, me han engañado, se dijo.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Me voy a poner unos culotes

Ya es la segunda vez que ocurre: la Vuelta Ciclista pasa por delante de mi casa y asisto como testigo a un frenesí de limpieza y reparaciones en el recorrido por el pueblo los días previos a tan magno evento. Lo juro, no lo he buscado, pero es así como ha pasado. La Vuelta me persigue.
La primera vez fue hace cuatro añitos. Yo vivía en Mairena del Aljarafe, con mi embarazada mujer y La Vuelta realizó un demoníaco recorrido por el pueblo. Dos veces, para más inri. Los pobres ciclistas venían de Almendralejo, un 30 de agosto, con la fresquita, casi 200 km de pedaleo a más de 40 km/h de media. Casi ná. A Mairena llegaron desde Tomares y se encontraron con un endemoniado circuito lleno de rotondas y badenes. El caso es que en los días anteriores a la llegada de la serpiente multicolor pude ver cómo el Ayuntamiento de Mairena procedía a limpiar, pintar y adecentar el recorrido por donde pasaban los ciclistas. Lo más llamativo fue cómo arreglaron un infernal y peligroso estrechamiento que había, hace décadas, en una calle que unía el municipio con el vecino Tomares. Gracias a La Vuelta, la vida, y la seguridad de los habitantes de Mairena y Tomares habían mejorado sustancialmente.

Lo más llamativo fue cómo arreglaron un peligroso estrechamiento que había en una calle que unía el municipio con el vecino Tomares.

La segunda ha sido este verano. Esta vez en Tomares, donde vivo desde hace casi tres años. Soy culo de mal asiento, sí, aunque no salgo del Aljarafe. No sé qué tendrá el mosto. Allá por julio, comencé a ver unos cartelitos, de color bermellón, donde ponía, en grandes letras, "La Vuelta. 1 de septiembre". En ese momento pensé, no puede ser, otra vez, qué cojones. A partir de ese día comencé a ver cómo pintaban la mediana de la calle donde vivo, en un precioso blanquirojo que me recordaba al Sevilla de mis amores. Cómo arreglaban los badenes que llevan años reventando los amortiguadores de los coches que circulan por la calle. Cómo, el día antes del paso de la carrera, dejaban la vegetación que adorna la vía recortadita y peinada como si fuera a hacer la Primera Comunión.

Pero la cosa no quedó ahí. En las semanas anteriores al paso de La Vuelta los operarios del Ayuntamiento  realizaron mejoras en todo el recorrido por el término municipial, de unos 4 km, que no es poco. Poda de árboles y recorte de arbustos. Repintado de bordillos. Adecentamiento de jardines que llevaban años casi abandonados... Y me dije, esto de La Vuelta es un chollo.
Así que he decidido que, a partir de ahora, cuando quiera reivindicar alguna mejora en el pueblo, me voy a poner unos culotes, me voy a montar en mi bici y me voy a plantar en el Ayuntamiento de esa guisa. Para empezar, quiero intentar que me hagan un carril bici hasta la parada del Metro en San Juan Bajo, recorrido en el que me juego el pellejo cada vez que lo hago, para poder estrenar la pasarela ciclista que se está construyendo sobre la SE-30. Y a vosotros, sufridos lectores de El Grifo, os recomiendo que hagáis lo mismo. Si queréis una mejora en las calles de Carmona, poneos unos culotes.