viernes, 4 de mayo de 2018

La selección española

No, no voy a hablar de esos muchachos que ganan un pastizal por pegarle patadas a una pelota, mientras visten una camiseta roja, de cuyos valores, desconocidos para mí, hablan todos los periodistas y políticos, sobre todo en épocas de bonanza, cuando ganan títulos.

De lo que voy a escribir es de la peculiar capacidad patria de poner en los puestos de más poder y enjundia a las personas menos adecuadas para ello. La selección española se caracteriza por pensar más en el ser que en el hacer. En la balanza de la selección española pesa más quién eres que lo que haces. Tus apellidos por encima de tus experiencias. Tus títulos nobiliarios por delante de los educativos. Mejor si eres un chupaculos que una persona sincera. Mejor el "sí, bwuana" que el "no estoy de acuerdo". En nuestro país cuentan más tus años en el partido que los que te hayas pasado operando a corazón abierto. Si has mostrado algún asomo de rebeldía y contestación no llegarás nunca arriba. Ni en política, ni en la universidad, ni en la empresa privada. A continuación, algunos ejemplos.


Cristina Cifuentes. Cómo no, la expresidenta madrileña tenía que aparecer en estas líneas. No dudamos de su capacidad, formación y experiencia, aunque sus ascensos apestan a "te promocionamos porque eres de los nuestros". Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se afilia a Alianza Popular en 1980, ¡con dieciséis añitos! En 1990 ingresa como funcionaria en la UCM, pero, ay, justo al año siguiente obtiene escaño en la Asamblea de la Comunidad de Madrid y comienza su andadura de interminables cargos políticos. En 2012, cuando ya estaba el vídeo del "episodio" de las cremas en algún cajón de Génova, Rajoy la nombra Delegada del Gobierno en Madrid. ¿Qué méritos tenía Cifuentes para ser Delegada del Gobierno? ¿Sus 32 años en el partido? Experiencia laboral, poca, o ninguna. Trayectoria profesional, escasita. Conocimientos de extracción gratuita de productos de belleza en supermercados, bastantes. Auténtica selección española.


Ricardo González. El famoso juez discrepante de la sentencia de La Manada. El tipo que pedía la absolución de los cinco acusados. Los cinco "valientes" que acorralaron a una chavala de 18 años en un portal durante los Sanfermines de 2016 y la violaron sexualmente de forma continuada y repetida. Este tipejo, en su escrito en la sentencia, dijo, entre otras perlas, cosas como que, en los vídeos grabados por los acusados, sólo observa a cinco varones y una mujer practicando "actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo". Personas como este juez llegan a sus puestos tras aprobar unas duras oposiciones en las que tienen que estudiar, de memoria, la ley, y poco más. No les piden una trayectoria que demuestre conocimiento de la sociedad. Ni sensibilidad. Ni empatía. Una persona con treintaypocos años, que lleva estudiando desde su niñez, y lleva encerrada en una habitación, estudiando, unos cuantos años tras haber terminado la carrera, aprueba unas oposiciones y se pone a impartir justicia. Sin más. Justicia, nada más y nada menos. Dictando sentencias que condicionan las vidas de muchas personas, sin haber casi vivido la suya. Auténtica selección española.


Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía es licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla. Según dicen en Wikipedia, tardó diez años en obtener el título porque tuvo que compatibilizar los estudios con trabajos esporádicos de clases particulares y venta de cosméticos a domicilio. Quizás podría haber asesorado a Cifuentes y no habría tenido que robar en el Eroski. Ingresó con 17 añitos en las Juventudes Socialistas, casi como hizo su ex-colega madrileña. A partir de aquí, todo es política. Parlamentaria andaluza, diputada nacional, senadora, consejera, secretaria general... hasta que, en 2013, llega a la presidencia de la Junta de Andalucía, tras unas polémicas primarias socialistas, en las que ganó tras un dedazo del anterior presidente, Griñán. Experiencia laboral casi nula. Méritos profesionales, desconocidos. Idiomas, seguro que inglés nivel medio, hablado y escrito, como todos los españoles. Bullshit. Auténtica selección española.


Y podríamos seguir indefinidamente. Vivimos en un país que no premia el mérito y la experiencia, sino el empolle memorístico y chupamiento de traseros. Que no fomenta la innovación y la investigación, sino el papanatismo partidista y el inmovilismo de la administración. Somos el país donde los jueces se dedican a hacer política y los políticos a juzgar a los jueces. Donde la gente dimite por un vídeo de un hurto, y no por un título falso. El país de los misteriosos currículum menguantes de muchos políticos. Y esta gente que colocamos en los puestos de poder, por ser quienes son, y no por lo que han hecho en su vida, son los que deciden sobre las nuestras. Así nos va.