miércoles, 13 de junio de 2018

Africanos del norte

Ayer asistí a la presentación del II Informe del Observatorio de Desigualdad de Andalucía, en la preciosa Casa de las Sirenas, en la Alameda de Hércules de Sevilla. El Observatorio de la Desigualdad de Andalucía (ODA) es "una plataforma abierta y plural de colectivos, entidades, grupos de investigación y personas interesadas en colaborar en el análisis de las desigualdades existentes en Andalucía y en contribuir a la difusión, divulgación, y construccióncolectiva de propuestas para reducirlas". Cada año tienen intención de presentar un informe sobre la desigualdad en nuestra comunidad autónoma. En este II Informe, han centrado "la atención en algunos de los problemas que -relacionados con la falta de cohesión social, la discriminación y la pobreza- están afectando a las condiciones de vida de buena parte de la población residente en Andalucía".

La mañana se presentaba primaveral, con la ciudad espectacular, como suele lucir en esta estación. Una mañana de esas en las que parece que todo está de estreno, nuevo, lleno de colory brillo. Llegué a la sala donde se celebraba el acto con un cuartito de hora de retraso, y me encontré con un espacio lleno a rebosar de asistentes: gente de distintas asociaciones, medios de comunicación, universitarios... Hablaba Juan Torres, autor del prólogo del informe, sobre desigualdad, haciendo hincapié en el aspecto medioambiental del tema, de cómo el agotamiento de recursos a que estamos sometiendo al planeta es el problema más importante que tenemos sobre la mesa, de cómo esta circunstancia no hará más que aumentar, a su vez, la desigualdad.

 
Luego habló la profesora Mª Carmen López, de la Universidad Loyola Andalucía, que hizo un breve resumen del informe, que consta de 7 capítulos en los que se tratan temas tan variados e interesantes como las desigualdades territoriales en España, la lucha contra el fraude o la robotización y el empleo. Me pareció muy interesante el planteamiento que hizo en cuanto a la medición del progreso, presentando una alternativa al PIB per cápita, llamada Índice de Progreso Social, ideado por la organización Social Progress Imperative. Este índice tiene en cuenta, al contrario que la renta per cápita, no solo el aspecto puramente económico, sino otros elementos muy importantes en nuestro bienestar como la nutrición, la salud o la educación. Fue curioso constatar que, según la renta per cápita, Andalucía es la penúltima comunidad en España. Según el Índice de Progreso Social, la última.

Pero lo mejor vino con la ponencia del profesor Manuel Delgado, de la Universidad de Sevilla, autor del capítulo Extractivismo y Sostenibilidad. Andalucía en la División Territorial del Trabajo, en el que aborda, entre otros asuntos, la diferencia entre las economías de las distintas comunidades autónomas que componen España. En la charla habló de cómo las economías de Madrid, País Vasco y Cataluña, suponen casi la mitad del PIB español y, sin embargo, tan solo suministran el 3 % de las materias primas y la energía del país. Por el otro lado, Andalucía es la comunidad que más materias primas y energía suministra (19 %), siendo su PIB tan solo el 13 % del total del país, muy inferior a la población, que representa el 18 % de la total española. La diferencia entre la riqueza que produce y lo que suministra es, pues negativa, como se puede ver en la figura siguiente.



¿Y qué significan estos números tan farragosos? Pues, básicamente, que somos los africanos de España, salvando las distancias, claro está. Nuestra economía produce o suministra materias primas y energía a otras comunidades para que estas manufacturen productos más complejos y rentables. Andalucía añade poco valor a sus recursos, de forma que la riqueza que podríamos generar se va a otras comunidades de economías más especializadas y diversificadas, como Madrid, País Vasco o Cataluña. El profesor Delgado comentó que prefería hablar de "comunidades enriquecidas", más que de "comunidades ricas". Son ricas, sí, pero a costa de exprimir a las más pobres. ¿Os suena la historia?

Otro comentario que me pareció interesante, y a la vez desolador, es el que hizo sobre el vertedero de fosfoyesos situado en la desembocadura del Odiel, en Huelva, el mayor caso de contaminación industrial de Europa. Contaba el profesor Delgado que en los años 90, un miembro del Banco Mundial explicó que, en el caso de la ubicación de los vertederos, lo más rentable económicamente era situarlos en zonas de poca riqueza, con bajos salarios. Así se garantizaba que las pérdidas económicas derivadas de las consecuencias del vertedero serían menores. Y allí están las balsas de fosfoyesos, en Huelva. Asqueroso, ¿no?



Algunos de los autores del informe llevan décadas estudiando estos temas, conociendo estos números. Y lo que más me sorprende es que, llevando el mismo partido más de tres décadas en el gobierno autonómico, no ha conseguido cambiar esta circunstancia: Andalucía sigue siendo una África del norte, un pequeño continente del que las regiones más ricas de España siguen extrayendo recursos, ya sean materiales o personales. Y no las culpo. Son más listas, más inteligentes, y han conseguido ser las más ricas, sin tener los recursos suficientes. ¿A qué se han dedicado nuestros gobernantes estos más de 30 años? ¿Qué plan tienen para los próximos 30? Visto lo visto, me temo que ninguno. Seguiremos siendo los africanos del norte.