jueves, 7 de septiembre de 2017

Me voy a poner unos culotes

Ya es la segunda vez que ocurre: la Vuelta Ciclista pasa por delante de mi casa y asisto como testigo a un frenesí de limpieza y reparaciones en el recorrido por el pueblo los días previos a tan magno evento. Lo juro, no lo he buscado, pero es así como ha pasado. La Vuelta me persigue.
La primera vez fue hace cuatro añitos. Yo vivía en Mairena del Aljarafe, con mi embarazada mujer y La Vuelta realizó un demoníaco recorrido por el pueblo. Dos veces, para más inri. Los pobres ciclistas venían de Almendralejo, un 30 de agosto, con la fresquita, casi 200 km de pedaleo a más de 40 km/h de media. Casi ná. A Mairena llegaron desde Tomares y se encontraron con un endemoniado circuito lleno de rotondas y badenes. El caso es que en los días anteriores a la llegada de la serpiente multicolor pude ver cómo el Ayuntamiento de Mairena procedía a limpiar, pintar y adecentar el recorrido por donde pasaban los ciclistas. Lo más llamativo fue cómo arreglaron un infernal y peligroso estrechamiento que había, hace décadas, en una calle que unía el municipio con el vecino Tomares. Gracias a La Vuelta, la vida, y la seguridad de los habitantes de Mairena y Tomares habían mejorado sustancialmente.

Lo más llamativo fue cómo arreglaron un peligroso estrechamiento que había en una calle que unía el municipio con el vecino Tomares.

La segunda ha sido este verano. Esta vez en Tomares, donde vivo desde hace casi tres años. Soy culo de mal asiento, sí, aunque no salgo del Aljarafe. No sé qué tendrá el mosto. Allá por julio, comencé a ver unos cartelitos, de color bermellón, donde ponía, en grandes letras, "La Vuelta. 1 de septiembre". En ese momento pensé, no puede ser, otra vez, qué cojones. A partir de ese día comencé a ver cómo pintaban la mediana de la calle donde vivo, en un precioso blanquirojo que me recordaba al Sevilla de mis amores. Cómo arreglaban los badenes que llevan años reventando los amortiguadores de los coches que circulan por la calle. Cómo, el día antes del paso de la carrera, dejaban la vegetación que adorna la vía recortadita y peinada como si fuera a hacer la Primera Comunión.

Pero la cosa no quedó ahí. En las semanas anteriores al paso de La Vuelta los operarios del Ayuntamiento  realizaron mejoras en todo el recorrido por el término municipial, de unos 4 km, que no es poco. Poda de árboles y recorte de arbustos. Repintado de bordillos. Adecentamiento de jardines que llevaban años casi abandonados... Y me dije, esto de La Vuelta es un chollo.
Así que he decidido que, a partir de ahora, cuando quiera reivindicar alguna mejora en el pueblo, me voy a poner unos culotes, me voy a montar en mi bici y me voy a plantar en el Ayuntamiento de esa guisa. Para empezar, quiero intentar que me hagan un carril bici hasta la parada del Metro en San Juan Bajo, recorrido en el que me juego el pellejo cada vez que lo hago, para poder estrenar la pasarela ciclista que se está construyendo sobre la SE-30. Y a vosotros, sufridos lectores de El Grifo, os recomiendo que hagáis lo mismo. Si queréis una mejora en las calles de Carmona, poneos unos culotes.

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