martes, 19 de enero de 2016

Cada cosa en su sitio

Andaba yo el otro día enredando en la minicocina de mi minipiso, friega que te friega, cuando llegó el momento de colocar las cosas en su sitio. Los platos en el armario de Ikea, los tarros en el cajón al que no llega la niña, los cubiertos bajo la encimera... En el momento en que puse la yogurtera -si, somos así de guais, nos hacemos el yogur en casa- encima del rollo de papel industrial que tuvo la maravillosa idea de comprar mi mujer hace meses -y lo que durará-, me quedé pensando, reflexionando sobre la curiosa costumbre que tenemos los humanos de tener un sitio para cada cosa en casa. Y de no cambiarlo per secula seculorum.

En mi cocina, el sitio de la yogurtera es encima del rollo de papel industrial, que está, a su vez, encima de la lavadora. La tostadora, a la izquierda de la nevera. La thermomix, cerca de la vitro. El radiador de aceite, debajo de la mesa del salón. Y las bolsas de papel, colgadas de los picaportes de las puertas. Esto se lo preguntais a mi mujer. Yo, no lo entiendo.


Ahora que han llegado un buen puñado de nuevos diputados al Congreso, me da la sensación de que los veteranos -la casta, como los llaman algunos- se comportan como si les estuvieran cambiando las cosas de sitio en su cocina. La tostadora (Celia Villalobos, por ejemplo), no quiere que los de las rastas se le acerquen, por si le pegan los piojos. La thermomix (que podría ser nuestro querido Mariano), soporta como puede los codazos de estos nuevos individuos enemigos de la corbata. La cafetera (un Pedro Sánchez en permanente ebullición) intenta hacerse amiga de los nuevos para que no le quiten su sitio privilegiado.


Esta gente que lleva diez, veinte o incluso más de treinta años en su poltrona se comportan como si los nuevos les fueran a quitar lo que es suyo. Asisten sorprendidos a la llegada de estos 218 nuevos diputados que no cuadran, en su mayoría, con el orden establecido en el Congreso desde finales de los años 70 del siglo pasado. Con traje, sin traje, en camiseta, con cardado, con rastas, en silla de ruedas... representan, ni más ni menos, que la España de 2015, con lo bueno, y con lo malo. Pero no han llegado para quitarle el sitio a nadie. El sitio ahora, y de forma temporal, hasta que los españoles decidamos quitárselo, es de ellos. Así que, tostadora, cafetera, thermomix y demás veteranos, id acostumbrándoos a compartir la cocina con esta gente. Lo mismo hasta os gusta el cambio y os salen mejores platos.

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