lunes, 15 de febrero de 2016

Titiritando

Parafraseando al gran Jordi Évole, me he quedado "titiritando" con todo el jaleo de los titiriteros. Pensaba yo que la democracia, el sistema que se supone garantiza una cierta libertad a sus ciudadanos, estaba plenamente asentada en nuestro país. Pero hace ya algo más de una semana, me entero de que han detenido y metido en la cárcel a dos titiriteros por enaltecimiento del terrorismo. Aquí, en nuestro demócrata y europeo país.

Como me quedo un poco a cuadros, esto parece una historia de Gila, y no entiendo muy bien lo que ha pasado, me pongo a investigar. Primero busco "titiritero" en el diccionario de la RAE, porque no sabía yo que seguían existiendo. Dice "Persona que maneja los títeres". Como no tengo muy claro lo de títere, también lo busco, por confirmar. Y dice "Muñeco que se mueve por medio de hilos u otro procedimiento". No me queda clara la diferencia entre marioneta y títere, según esta definición, pero eso ya daría para otro artículo.

Sigo investigando, a ver si me entero de lo que ha pasado. Voy a ver de qué iba la tan peligrosa obra como para meter en la cárcel a sus dos autores e intérpretes durante cinco días. Como en lo que explican en su web no entran en demasiados detalles, recurro a la prensa escrita. Por lo que puedo leer, la obra se basa en el "Retablillo de San Cristóbal", de Federico García Lorca. En esta obra los muñecos protagonistas son Don Cristóbal y Doña Rosita. El primero necesita dinero para casarse, por lo que se hace pasar por médico para robar el dinero al primer enfermo que llega. No parece muy infantil, pero por lo visto lo es y forma parte de un género conocido como "títeres de cachiporras" que hunde sus raíces en la Edad Media.

Sigo con mi ardua investigación y llego al argumento de la obra en cuestión, en el Huffington Post:
"Una bruja, está en su casa y su vida es interrumpida por la aparición del ‘propietario’, que decide aprovecharse de la situación para violar a la bruja. La bruja mata al propietario en el forcejeo. Pero queda embarazada, y nace un niño. Entonces aparece el muñeco de la monja, que intenta llevarse al bebé. Pero la bruja se resiste y, en el enfrentamiento, la monja muere. Surge entonces la Policía, que golpea a la bruja hasta dejarla inconsciente y luego construye un montaje para acusarla ante la ley, colocando la famosa pancarta de ‘Gora Alka-ETA’ sobre su cuerpo. El juez llega entonces y condena a muerte a la protagonista. Pero, al final, la bruja engaña al juez, que mete la cabeza en su propia soga. Al final, la bruja acaba ahorcando al juez para salvar su propia vida."

Total, que al terminar de representar la obra, llega la policía, avisada por algunos padres, responsables y temerosos, y los detiene por "enaltecimiento del terrorismo". Ahora vuelvo a la RAE y busco "enaltecimiento". Me dice que, básicamente, es "manifestar aprecio o admiración" por algo. Ahora creo que tengo la información que necesito, así que voy a recopilar, a ver si saco algo en claro. Unas personas que manejan muñecos que se mueven por medio de hilos u otro procedimiento, representan una obra basada, según ellos, en otra del gran Federico, en la que un policía-títere le coloca una pancarta de juguete en la que a duras penas se puede leer "Gora Alka-ETA" a una bruja, también títere, para endiñarle un marrón (endiñar está en el diccionario, por cierto). Al terminar la representación, llega la policía, la de verdad, también con sus cachiporras, y detiene a los titiriteros por enaltecimiento del terrorismo.

Joder, qué lío. ¿Quién fue el artista que contrató a estos artistas para una representación infantil? Los artistas, ¿no veían que tenían delante un público infantil? ¿no podían avisar a los padres antes de empezar? La policía, ¿detuvo a los artistas porque no podía detener a la policía-títere? ¿no sabía a quién detener? El juez ¿no tenía nada mejor que hacer que meter en la cárcel a estos tipos? ¿tenía miedo de que la bruja estuviera montando una célula terrorista detrás del telón de su pequeño teatrillo?

Lo peor de todo no es que hayan detenido a los titiriteros. Lo peor es que lo han podido hacer con la ley en la mano. Una ley hecha por partidos que siguen ganando elecciones. Enaltecimiento del terrorismo me parece una causa demasiado vaga e interpretable, como para detener a cualquiera. Y es muy peligroso disponer de leyes tan arbitrarias que justifican que cualquier cosa que huela a terrorismo es motivo para meter en la cárcel a cualquiera, aunque sea de forma preventiva. Además, le pese a quien le pese, el cartelito formaba parte de la ficción. Si en una obra hay una violación, no se puede detener a su autor por "enaltecimiento de la violencia". Si fuera así, Tarantino llevaría décadas enchironado. Para más inri, me encuentro con personas a mi alrededor, de buena familia y formación, que han sufrido la dictadura de Franco en sus carnes, a las que todo esto no les parece una barbaridad. Dicen que los titiriteros se lo han buscado. Les parece bien esta "presunción de culpabilidad". "¿Y si el juez ha pensado que podían tener relación con el terrorismo islamista?", me han llegado a decir. Y se quedan tan panchos.

La obra en sí me parece una estupidez tremenda. Y no se me ocurriría llevar a mi hija a verla. Pero si hubiera estado allí, tampoco habría ido a la policía. Habría bastado con llegarme al Ayuntamiento a presentar una queja. Aquí se presenta ya denuncia por cualquier cosa. Y así están los juzgados. La libertad de expresión es un tesoro que nos ha costado mucho conseguir y que podemos perder en un abrir y cerrar de ojos. Y para mantenerla, no queda más remedio que aguantar algunas salidas de tono, algunas ofensas. Si nos ponemos a detener a gente porque han dicho algo que nos ha ofendido, no habrá sitio en las cárceles de este país para tanto ofensor. Supongo que el límite está en la ofensa o la descalificación personal, aunque esto  también es difícil de delimitar. En cualquier caso, estoy seguro de que el gran Gila habría flipado con todo esto. Y se habría currado un pedazo de monólogo hablando con la bruja. Por lo menos nos habríamos reído.

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