miércoles, 9 de noviembre de 2016

Mamaempresarias

Con más miedo que otra cosa en el cuerpo, tras otro batacazo más de las empresas de demoscopia, esta vez en las elecciones americanas, me mantengo en el tema que tenía en la cabeza para esta semana y no voy a hablar del idiota del tupé que se ha convertido en el hombre más poderoso del mundo. No quiero aburriros. Además, ya lo harán muchos otros.

Andaba yo el otro día intentando abrir la mente leyendo un poquito de prensa extranjera, por aquello de salir de un poco de la aburrida actualidad patria, la del Rajoy y sus tijeritas, la del multiplicado escándalo del Espinar, la de las Biblias y los Crucifijos, cuando me encontré un interesante artículo en The Guardian que hablaba de la maternidad y el mundo del trabajo.


La autora del artículo de marras, Eva Wiseman, madre, cuenta lo afortunada que se siente de haber encontrado en su empresa un ambiente comprensivo con la maternidad y sus necesidades, lo que le ha permitido trabajar desde casa un día a la semana. Sin embargo, habla también de mujeres que, una vez han vuelto al trabajo, se encuentran con jornadas maratonianas y con reproches por no haber respondido a todos los correos electrónicos o haber empleado una hora en comer. Incluso habla de gente rica que, como la actriz, y reciente madre, Keira Knightley, se quejan de las "arcaicas leyes sobre maternidad" británicas. La actriz ha dicho que "Hay que ser una unidad familiar, no basta con tener a tu compañero en casa durante dos semanas y que luego vuelva al trabajo y te deje sola para que tú te apañes como puedas". Además, si las empresas no incentivan a los hombres para que se cojan la baja, la maternidad seguirá siendo cosa exclusiva de las mujeres.

Para que veáis que el lamentable trato a la maternidad no es exclusivo de España, aunque sea un triste consuelo, aquí os dejo algunos datos. Tres cuartas partes de las madres de Reino Unido se sienten discriminadas y presionadas en el trabajo, una vez que se reincorporan. De hecho, según un informe de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos de Reino Unido, un 11 % de las mujeres son invitadas a "dejar" sus trabajos tras la baja por maternidad. Por este motivo, las empresas están perdiendo 280 millones de libras (314 millones de euros) en formación, reclutamiento, indemnizaciones y productividad cada año.

Eva Wiseman sigue el artículo hablando del daño colateral de todo esto que son lo que ella llama las "mamaempresarias", mujeres que, al verse fuera del mercado laboral, deciden emprender el camino del autoempleo, con más o menos esperanza o ilusión. Mujeres que, tras ver cortada una carrera en investigación, ventas, energías renovables o banca, montan un negocio de ropa infantil, o una librería para niños, o una tienda online de productos ecológicos para bebés. Y encima tienen que estar contentas.

Montar una empresa suele ser la última opción. No lo podemos negar, a la mayoría, lo que nos gusta, es trabajar para otros y tener asegurado el sueldo a final de mes. Montar un negocio implica incertidumbre, poco o ningún dinero al empezar, muchas horas de trabajo. Se nos vende como un triunfo, el emprendimiento. Esa madre, aguerrida y valiente, que trabaja en casa, con el niño entre sus piernas mientras gestiona un pedido o elabora un presupuesto. Bravo.

Mi mujer, después de haber trabajado en dos grandes empresas, se embarcó, tras ser madre y con el convencimiento de que volver al mundo laboral por cuenta ajena iba a ser incompatible con la maternidad, en la aventura de montar un negocio con una amiga en su misma situación. Y ahí sigue, luchando por que la empresa fructifique y le permita ganarse la vida dignamente, a la vez que concilia, como puede, el trabajo con su vida familiar. Para Eva Wiseman, las mujeres deberían poder ser madres y llevar un pequeño negocio. O ser madres y trabajar en una gran empresa. O ser madres y ser las dueñas de una gran empresa. La imagen de la madre, trabajando en su cocina, con su hijo encima, dice más de un sistema con unos costes altísimos en el cuidado infantil y de ambientes laborales antimaternidad que de un futuro utópico en el que la maternidad será cosa de todos. Como dice Eva Wiseman, la discriminación de la maternidad en el trabajo es la que ha creado a las mamaempresarias. Si esto no nos enfada y no nos empuja a cambiar, nada lo hará.

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