jueves, 27 de abril de 2017

Querido Pablo

Bueno, en realidad ya no. Ahora serías desquerido, más bien. Ya me tienes harto. Al principio, cuando te conocí, después de las elecciones europeas, me sorprendiste gratamente. Un tipo desconocido, con aire fresco, de izquierdas y verborrea directa y clara, sin encorsetamientos ni ahogadoras corbatas. Te consideraba, te declarabas, heredero del movimiento 15-M, con el cual simpaticé en su momento. No fue un amor a primera vista, no soy de esos, pero he de reconocer que me engatusaste ligeramente y conseguiste mi voto en alguna de las ya cansinas elecciones que ha habido tras tu exitazo europeo.

Pero luego vinieron las decepciones, pasó el romance de verano y aterricé en la realidad. Poquito a poco. La primera señal que recibí fue cuando, creyéndote sobrado de votos, pediste la vicepresidencia y demás. Supongo que ese era el cielo que querías asaltar, y no el de la igualdad y la justicia social, la ecología y la transparencia que habías pregonado en tus múltiples apariciones televisivas. Luego vino tu negativa a pactar con el PSOE y Ciudadanos, que habría librado a este país del PP, por lo menos durante un tiempo. Me habría bastado, aunque hubiera sido breve. Pero no, tú querías más. Querías los cielos, no sé cuáles. Ahora has dejado lo de la casta y hablas de la trama. ¿Qué ha pasado? ¿Los de márketing te han dicho que la temporada de la casta ya pasó y que había que renovar el vestuario? Lo del trama-bus ofende a los más necios. ¿Te crees que somos imbéciles, que no sabemos que es un nuevo envoltorio con el mismo y ajado caramelo dentro?

Lo último, lo que ha hecho rebosar el vaso de mi paciencia, que no ha sido poca contigo, tiene que ver con tu amigo y compañero Errejón. El martes me entero de que, dentro del exilio político al que lo estáis sometiendo desde Vistalegre II, no le dejas participar en la tertulia política del programa Hora 25, que presenta Àngels Barceló, porque consideras que no representa la corriente mayoritaria del partido. ¿Pero quién te has creído que eres para decidir quién participa en un programa de un medio de comunicación? Igual que Podemos es libre de mandar a quien quiera, la Cadena Ser es libre también de invitar a quien quiera. Qué vergüenza, cuando la Àngels explicó cómo Irene Montero exigió participar en la tertulia. ¿De dónde habéis salido? Parecéis venir de la peor caverna totalitaria. Me recordáis a regímenes que me gustaría olvidar.

Así que, desquerido Pablo, se acabó. Hasta aquí hemos llegado. No cuentes más con mi apoyo. Y la pena es que has fagocitado a las otras opciones que había a la izquierda, así que ya veré qué hago en las próximas elecciones. Votar votaré, eso seguro. Sería una ofensa no hacerlo, con la gente que luchó para conseguir que pudiéramos elegir a nuestros representantes en el parlamento, por inútiles que puedan resultar ser. Pero no será a tí. No creo que te importe. Al fin y al cabo, es solo un voto. El problema es que, me temo, no soy el único.

PD: Íñigo, no sé cómo aguantas.

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