martes, 30 de mayo de 2017

Cutrez

A principios de mayo, España perdió el primer arbitraje ante el Banco Mundial por una reclamación de los inversores extranjeros de tres plantas termosolares construídas en Ciudad Real. Y la bromita sale a pagar. Nada menos que 128 millones de euros. Más intereses. Y nos quedan "solo" 26 pleítos más ante el mismo tribunal.

Esta noticia, que no ha aparecido precisamente en las primeras páginas de los principales medios de este país, no hace más que confirmar que estamos en manos de unos gobernantes cutres e irresponsables. Os pongo en antecedentes. Zapatero, y parece que estamos hablando de la prehistoria, lanzó a bombo y platillo un programa de incentivos a las energías renovables que atrajo a un gran número de inversores, nacionales y extranjeros, y que puso a España a la cabeza en estas tecnologías limpias. Pero, al ver que esta política un tanto alegre provocaba una especie de burbuja de plantas solares y eólicas y que iba camino de morir de éxito, Zapatero reculó y comenzó a recortar las primas, que se habían convertido en un gasto insostenible para el Estado.

El inmóvil y plasmado Rajoy no hizo más que ahondar en los recortes, cambiando totalmente las reglas del juego para los inversores, que, de la noche a la mañana, veían cómo lo que iba a ser un negocio redondo se convertía en una ruinosa inversión. Pero resulta que España había firmado un tratado internacional allá por 1994, la Carta de la Energía, que garantizaba unas "condiciones estables, favorables y transparentes" para los inversores extranjeros en los países firmantes. Y resulta que, algunos de los inversores a los que, primero Zapatero y luego Rajoy, les chafaron el negocio no se quedaron quietos y presentaron reclamaciones ante el CIADI, el tribunal de arbitraje del Banco Mundial. Y la primera de esas reclamaciones se ha resuelto ahora. Y, cómo no, hemos perdido. Y nos toca pagar.

La defensa de España ha sido lamentable, cutre. Por poner un ejemplo alegó que los inversores no habían intentado negociar, algo obligatorio antes de solicitar un arbitraje. Sin embargo, estos demostraron que habían enviado varias cartas al Gobierno, que no obtuvieron respuesta. La excusa de los chicos de Rajoy, que la carta estaba en inglés, que se la tradujeran. Cutre.

El caso es que al final, nos va a tocar pagar. A todos. Como las autopistas radiales de Madrid. Como el Proyecto Castor frente a las costas de Tarragona y Castellón. Como el rescate a la banca. Y estos son los de la derecha, los que gestionan bien el dinero que la izquierda luego despilfarra.

Quedan 26 reclamaciones 26, empleando el lenguaje taurino. Y la cosa tiene mala pinta. Y lo peor es que parece que la cutrez de nuestros gobernantes, desde Zapatero, de nivel cutrebajo, a Rajoy, un auténtico cutrexperto, no tiene fin. De hecho, va in crescendo. Y, aun así, siguen ganando elecciones. Así nos va.

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