miércoles, 1 de marzo de 2017

Actuar o no actuar

El pasado 19 de febrero, domingo, visité la finca de la empresa de productos ecológicos Dieta Ecológica radicada en El Viso del Alcor. Lo hice en la grata compañía de la gente de la cooperativa de consumo ecológico La Ortiga, a la que pertenezco desde hace ya bastante tiempo. Desde la cooperativa se organizan, todos los años, visitas a los productores, para conocer, de primera mano, a la gente que cultiva las verduras y frutas que nos comemos.

El día amanece feo, encapotado, ventoso y con un poquito de agua. Además, la maratón de Sevilla hace que nos retrasemos un poco, al convertirse la tarea de cruzar la ciudad en coche en algo prácticamente heróico. Pero, con la ilusión de conocer la finca de Dieta Ecológica, nos vamos un grupo de unas 15 personas camino de los Alcores.

Al llegar nos recibe José Joaquín Pineda, Ingeniero Técnico Agrícola y responsable de la empresa, que hace de guía y anfitrión. Tras una breve charla, en la que nos explica que comenzó la actividad agrícola en ecológico allá por 2.008, con tres trabajadores y nos cuenta también que, casi 10 años después, ya son una decena, comenzamos la visita en sí.

Salimos al exterior, donde ha escampado. Y allí charlamos, preguntamos y aprendemos sobre la forma de cultivar de José Joaquín, con sistema de riego por goteo, fertilización con abono de gallinas ecológicas y compost y uso de métodos naturales para el control de plagas y enfermedades. Rodeados de brócolis, lechugas, coles, alcauciles y espinacas, nos cuenta cómo reconvirtió la finca familiar al cultivo ecológico, o cómo empezaron cultivando en el terreno que quedaba libre entre las hileras de naranjos, o cómo venden entre 3 y 4 mil kilos de naranjas ecológicas  a comedores escolares cada semana.

Tras el interesantísimo paseo, pasamos a disfrutar de una opípara comida aportada por todos los que formamos parte de la visita, gente concienciada y de buena conversación, en la que intercambiamos recetas, consejos y experiencias.

Poco después de los Goya, leí un artículo de la directora de cine Leticia Dolera, titulado "Contradicciones de una feminista en la alfombra roja", en el que comentaba su experiencia como presentadora de un premio en la siempre, a pesar de mi admirado Dani Rovira, aburridísima ceremonia. Lo contradictorio que era para ella ir vestida casi de Barbie, con unos tacones de vértigo y ropas más propias de tiempo veraniego, siendo una feminista convencida y declarada. El miedo a ser recordada como activista, y no como profesional. La duda de no saber qué hacer.

Y leyendo el artículo me vino a la cabeza el recuerdo de Rosa Parks, aquella ciudadana estadounidense, afroamericana, como se dice ahora, que se negó a cederle su sitio a un blanco en el autobús en que viajaba hacia su coasa, incidente que le costó la cárcel, pero que fue también el comienzo de la lucha contra la segregación racial en los EEUU. Y también me acordé de la gente que forma parte de La Ortiga, que hace posible que productores como José Joaquín puedan cultivar en ecológico, cambiando un modelo de producción agresivo y depredador por otro más respetuoso con el medio ambiente.

A @LeticiaDolera le diría que, si yo hubiera sido ella, habría ido como me hubiera apetecido, pero siendo consecuente con mis ideas. Si se sentía cómoda con tacones, escote de vértigo, espalda descubierta y congelada, y con su cara escondida tras una gruesa capa de maquillaje, estupendo. Adelante con ello. Si no, pues unos zapatos planos y una ropa cómoda y elegante habría valido también. Lo que tengo claro es que si no hubiera existido una Rosa Parks, en EEUU los negros tendrían que seguir cediendo los asientos de la parte delantera de los autobuses a los blancos. Si no hubiera gente como la de La Ortiga, que compran productos ecológicos, empresas como Dieta Ecológica, no podrían existir. Si nunca aparece una Leticia Dolera, que no vaya disfrazada de Barbie, no cambiará el trato machista que siguen recibiendo por parte del mundo del cine.

Actuar o no actuar, esa es la cuestión.

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