viernes, 18 de marzo de 2016

Un poco de respeto

Hace pocos días disfruté, tumbadito y calentito en mi cómodo sofá para visitas de dos días, de la película "Sufragistas". El título no es muy afortunado, en español, porque maltraduce el original, "Suffragette". En el Reino Unido de principios del siglo XX, había dos movimientos de lucha por el voto femenino, que no estaba permitido. Uno, el de las llamadas Sufragistas, era un movimiento moderado, que proponía una lucha desde la más estricta legalidad. El otro, el de las Suffragettes, que es el del que habla esta estupenda película, era un movimiento más radical que utilizaba la provocación y la rebeldía como método de lucha.

No quiero fastidiaros la película, así que sólo mencionaré que muestra, de forma cruda y directa, la lucha de estas mujeres, de clase obrera, por conseguir el voto femenino, que les estaba vetado por ser consideradas intelectualmente inferiores a los hombres y, por tanto, incapaces de tomar decisiones importantes. Las mujeres que aparecen en la película son, en su inmensa mayoría, pobres. Trabajan, muchas, en lavanderías desde su más tierna infancia, donde sufren abusos sexuales, cobran salarios inferiores a los de los hombres y ven cómo se deteriora su salud por las pésimas condiciones laborales.

Viendo la película nos podemos hacer una idea de lo difícil que fue para estas mujeres llevar esta lucha adelante, sacrificando sus vidas, en algunos casos, literalmente. Teniendo que aguantar el silencio y el rechazo de sus maridos, compañeras, vecinos. De los políticos. De los medios. Sin embargo, no cejaron en su empeño y, casi terminada la Primera Guerra Mundial, en 1918, consiguieron el voto para las mayores de 30 años. Diez años más tarde, consiguieron votar en las mismas condiciones que los hombres.

En nuestra acomodada sociedad se dan por descontados los derechos humanos, el derecho al voto y muchísimos otros "equipamientos de serie" que disfrutamos en nuestras imperfectas y mejorables democracias. Al ver la película, me acordé del lamentable espectáculo que están dando nuestros políticos en sus "nogociaciones" llenas de líneas rojas y condiciones sine qua non. Están jugando con nuestros votos, que parece que no les valen. ¿Qué dirían estas Suffragettes, que se jugaron la vida para conseguir el derecho a votar, si vieran que los políticos disponen de sus votos como si jugaran una partida de póquer? ¿Cómo se sentirían con este lamentable y patético espectáculo de negociaciones sin concesiones, sin debates, llenos de interesadas mentiras y medias verdades?

Vemos el hecho de votar como algo tan natural que mucha gente, desencantada, se queda en casa el día de las elecciones. O aprovecha para irse a la playa. Sin embargo, es algo que costó mucho conseguir. Y a las mujeres más. Ver cómo esta panda de politicuchos se limpia el culo, con perdón, con nuestros votos, y nos piden unos nuevos, a ver si les gustan más, ofende la memoria de estas heroínas anónimas que se dejaron la piel para poder votar, con la esperanza de poder decidir sobre sus vidas. Un poco de respeto, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario