martes, 13 de septiembre de 2016

Economía del bien común

Ayer tuve la oportunidad de asistir a una conferencia impartida por Christian Felber, el profesor universitario austríaco que está detrás de esa maravillosa y fresca idea que apareció hace pocos años llamada Economía del Bien Común.

La charla inauguraba los Cursos de Verano de la UNIA, en el campus de Sevilla, ubicado en la Isla de la Cartuja. Después de aguantar estoicamente las típicas y soporíferas intervenciones previas de dos cargos de la universidad y de los dos políticos de turno, a los que dudo les importe mucho el tema, comenzó el profesor Felber su interesantísima ponencia, después de trazar en el aire, literalmente, una perfecta pirueta para romper, supongo, con los rígidos y manidos discursos de sus predecesores. Por lo visto, entre otras cosas, estudió danza.

¿Qué es la Economía del Bien Común? Pues es una teoría económica, desarrollada por el propio Felber, que, básicamente, propone un cambio en el sistema económico capitalista que ha conquistado el mundo. Una economía no basada en el capital y en el enriquecimiento, sino en el bien común. Una economía donde el dinero no sea un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el bienestar de todas las personas.

Felber, que tiene aspecto de un niño travieso que no ha dejado de jugar, planteó muchas ideas que me parecieron interesantes, algunas imprescindibles. Para empezar nos puso ejemplos de varias constituciones que contemplan en sus artículos el bien común como objetivo de la sociedad (Constitución de Baviera, Constitución de Alemania, Constitución Española...), algo que no parece estar cumpliéndose en toda su dimensión.

También habló de cómo se usa como principal indicador económico el Producto Interior Bruto, que debe crecer eternamente para que, según las teorías capitalistas, la sociedad progrese y prospere. Sin embargo, según nos contó Felber, hay países donde se están proponiendo otros sistemas, como Bután, donde han creado la Felicidad Interna Bruta, un indicador que mide, entre otras cosas, el desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno. La información la consiguen mediante una encuesta de 180 preguntas.

Para terminar, enseñó una propuesta de "balance del bien común" de las empresas, una especie de etiqueta que cuantifica su actividad en lo que respecta a la búsqueda del bien común de la sociedad. Según la puntuación obtenida en este balance se podría incentivar o castigar a las empresas, con menos impuestos para las más éticas y trabas para las menos.

La teoría económica de Felber es muy interesante y es un soplo de aire fresco al pensamiento único en que se ha convertido el capitalismo, que casi nadie cuestiona. Sus ideas se están extendiendo, existiendo grupos y asociaciones por todo el mundo, incluso aquí en Sevilla. Está claro que tener al dinero como único objetivo, como el Dios de todas las cosas, nos está llevando a una sociedad cada vez más desigual e insolidaria que, además, está esquilmando los recursos finitos que tiene nuestro planeta. Haría falta un giro de 180 grados en las políticas de nuestros gobiernos para conseguir revertir esta situación por otro lado insostenible. Viendo cómo el Excelentísimo y Celebérrimo y Muy Señor Mío Alcalde de Sevilla se piraba de la ponencia después de presentarlo como el paradigma de la nueva economía, me hace pensar que estamos todavía muy lejos de ese cambio.

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