La estupidez humana tiene muchas variantes, puede ser congénita, puede ser debida a la educación recibida, pero quizás uno de los elementos creados por el hombre que más estupidez genera es el dinero. En el caso que nos ocupa, a nadie se le ocurriría la estupidez de entrar en un museo para robar un cuerno de rinoceronte si no le dieran un pastizal por ello. Pero hay infinidad de ejemplos parecidos. Por dinero participa la gente en algunos concursos televisivos que atentan contra su dignidad de forma palpable. Por dinero se metieron los Estados Unidos con algunos otros países amigos en la guerra de Irak. Por dinero estarían dispuestos Esperanza Aguirre y Artur Mas a aceptar las rocambolescas y abusivas condiciones que impone el magnate americano Sheldon Adelson para instalar su macrocomplejo de casinos Euro Vegas.
Vivimos en una sociedad en la que el dinero ha pasado de ser un medio de pago a convertirse en un codiciado bien en sí mismo. La afición de muchos inversores y especuladores al papel moneda nos ha llevado a la crisis económica en la que estamos sumidos y de la que no saldremos si el dinero no vuelve a su papel original, de medio de pago, con una economía real detrás que lo sustenta. Desgraciadamente, no parece que la mayoría de nuestros políticos y gobernantes se estén enterando de esto. ¿Será, quizás, que la estupidez humana es contagiosa? Chi lo sa...
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